Taller de Luthería con Daniel Laparra

_VMP2597_1Sin duda, uno de los mayores retos que el proyecto tenía era el mantenimiento y reparación de los instrumentos musicales. Sois muchos los que nos habéis apoyado con vuestro viejo saxo o trompeta, o incluso instituciones como la Banda Municipal «La Pamplonesa» o el Conservatorio de Málaga. Aunque nos ha costado mucho, por fin hemos podido tener nuestro taller de luthería, que está en marcha desde el día 14 de febrero y terminará el 24 del mismo mes.

Está con nosotros en este momento Daniel Laparra, un joven luthier que está compartiendo con nosotros todo lo que sabe. Fue clave para comprar las herramientas necesarias y ahora está siendo clave para reparar los instrumentos. Pero lo más

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importante no es reparar los instrumentos, sino adquirir los mejores hábitos posibles para que los instrumentos no se estropeen con facilidad y duren lo más posible. Siendo así, hemos visto que muchos de los instrumentos se han ido estropeando por no haber seguido los consejos que el profesorado voluntario dio en los años anteriores. Ha sido un bueno momento para generar toda una rutina anual que nos servirá mejor. Una parte clave de esta rutina es una limpieza anual a fondo de todas las piezas de los instrumentos, algo que estamos aprovechando ahora para hacer de la mejor manera posible.

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El taller hasta el momento está siendo todo un éxito, permitiéndonos recuperar un buen número de instrumentos que estaban parados e introduciendo nuevos hábitos entre los chichos y chicas participantes, que es el sentido último del proyecto.

Fin de año 2019

_VMP2421Sin duda alguna, el año 2019 ha sido muy diferente a los anteriores. El proyecto ha cambiado mucho de rumbo al dejar de contar con voluntarios expatriados como parte de un programa organizado. Se ha pasado a buscar formación dentro del país para el profesorado local, a lo que se ha sumado la inestimable ayuda de tres voluntarios que, por iniciativa propia, han estado con nosotros a partir de julio.

Han aflorado muchos aspectos muy importantes del proyecto que estaban quedando en segundo plano, aspectos gestionados por el personal expatriado y que ahora, inevitablemente, han quedado en manos de los chicos y chicas de Moyo y Adjumani. Sobre todo, el profesorado y alumnado ha tenido que hacerse responsable de todos los aspectos del proyecto, dejando en evidencia que la puntualidad y la constancia no se estaban cuidando y trabajando lo suficiente. En ocasiones ha sido indispensable elevar el tono y cortar actitudes egoístas que ponen en peligro la esencia misma del proyecto. No es que se hayan aplicado nuevas normas, pero se han consolidado y practicado de manera más activa las ya existentes, lo que ha llevado a situaciones tensas en algunos momentos, con algunos participantes que buscaban su beneficio personal por encima del crecimiento del conjunto.

Sin embargo, el proyecto ha demostrado ser generador de cierta conciencia de grupo y ha instaurado una manera distinta de debatir, más centrada en qué se quiere conseguir, más que en señalar lo que está mal y, sobre todo, lo que «otros» hacen mal. En el fondo, personas de entre 10 y 25 años se están dando cuenta de que son responsables de sus vidas. Y lo mejor de todo es que el resultado final es para disfrutarlo. Aquí una muestra del trabajo realizado en Adjumani.

Feliz año nuevo a todo el mundo.

New Life Band

_VMP2214Esta banda, perteneciente a la sede de Adjumani, se puso en marcha hace menos de un años, perohay dos factores que hacen que destaque ya en su contexto:

  1. Cualquier otro proyecto de similares características que se ponga en marcha en la zona no tiene la visión sistemática que Vura Music Project imprime
  2. El alumnado (y qué duda cabe que el profesorado también), a pesar de los muchos retos que nos frenan, hace un buen trabajo y su calidad mejora día a día

El pasado 9 de Octubre se celebraba el Día de la Independencia en Uganda. Es fiesta mayor, sin duda. De hecho, la mayor. Y la escuela Homing Dove eligió contratar nuestra banda para acompañarla hasta el estadio en el que se llevaría a cabo la celebración en el Distrito de Adjumani. Cuando eres testigo de cómo reacciona la gente ante la música de la banda comprendes claramente su relevancia. Es un modelo de música totalmente arraigado aquí y la manera en particular de hacerlo por parte de nuestro profesorado y alumnado deja entrever que la gente percibe el sabor que deja en la boca una música bien hecha.

No se trata ahora de realizar un ejercicio de auto-bombo, pues el camino que nos queda por hacer como proyecto es muy largo y la calidad musical debe crecer día a día si hemos de hacer algo significativo para los participantes. Pero también creemos que es bueno resaltar que existen proyectos a nuestro alrededor que en ocasiones asustan, pero que a medio plazo se desinflan y se quedan en agua de borrajas. Por nuestra parte, intentamos realizar un crecimiento sostenido en lo musical que lleve a entender que otros aspectos de lavida se pueden trabajar de similar manera.

Durante el evento nos hemos visto un tanto abrumados por la increíble respuesta de la gente. _VMP2231
En las siguientes fotos se puede ver a la New Life Band completamente comida por el público que desfilaba con ellos (además del alumnado de Homing Dove, que iba de azul y blanco), mientras que otras escuelas marchaban hacia el estadio rodeadas solamente de su profesorado. Las sensaciones de hoy nos dicen que, a pesar de las muchas lagunas que todavía el proyecto tiene, hay algunos aspectos del mismo que están funcionando bien. Esperemos que nuestro alumnado sea capaz de entender que este es un trabajo a largo plazo y ojalá esto les lleve a adquirir las mejores herramientas posibles para afrontar el resto de sus vidas.

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Acerca de nosotros (por John Unzima)

Acerca de nosotros

Vura Music Project es el buque insignia de Cooperative Growth – Uganda1, una organización no gubernamental que opera en los Distritos del Adjumani y Moyo al norte de Uganda.

El proyecto comprende de dos sedes con la Maduga Band en Moyo y la New Life Band en Adjumani, las cuales actúan principalmente contratadas para eventos públicos y privados.

Como responsabilidad social, en ocasiones las bandas animan las celebraciones litúrgicas en Moyo y en Adjumani, así como apoyar otros eventos de índole social con su música.

Dentro de las bandas

Los miebros de las escuelas de música y sus respectivas bandas provienen de escuelas de primaria locles y de entre sus miebros se escogen profesores asistentes cuyo rol es proveer de apoyo educativo básico. A cambio de la esponsabilidad adicional que asumen se les apoya cubriendo sus gastos escolares.

Tras seis años desde su fundación, las escuelas se sostienen localmente, apoyándose en profesores cuya formación se realizó gracias a la colaboración de profesores voluntarios expatriados. Además de la enseñanza, los profesores se encargan del desarrollo del día a día de la escuela, así como de la supervisión de los distintos aspectos.

Cada escuela y su banda asociada tiene un gerente, cuyo rol está relacionado con los aspectos más administrativos, uniendo las actividades diarias de las escuelas a la gestión a través de correspondencias diarias.

El gerente también está a cargo de las actividades externas de las bandas. Entre otras cosas, se debe encargar de que los miembros de la banda sean transportados de manera correcta, toquen su música, sean alimentados y deben recibir el pago por part del cliente.

Con dos horas diarias de práctica musical y clases las escuelas inculcan en el alumnado la cultura de la cooperación.

Los ingresos generados por las bandas se reparten a partes iguales, siendo que el 50% se dedica al mantenimiento y la adquisición de nuevos. El otro 50% se utiliza para apoyar el desarrollo académico de los participantes, a través de la compra de material escolar, uniformes o el pago de requerimientos escolares.

Es importante destacar que a través de las bandas de las escuelas de música, poco a poco se está creando un tejido social para la cohesión y una autosuficiencia creativa.

1Esta organización es la actual socia local de Solidarios con Arua – Arua Elkartasuna y quien implementa los proyectos que desde Navarra se apoyan.

Cierre del curso 2018

Saludos a todos:

A lo largo de este año tanto el profesorado voluntario como el alumnado han hecho un gran esfuerzo para conseguir sacar adelante el curso. No han faltado todo tipo de contratiempos, pero el esfuerzo y la dedicación de todos ellos han hecho posible que el curso salga adelante. Como casi siempre, mejor un ejemplo que mucha palabrería. Aquí os dejamos enlaces para ver algunos vídeos del concierto conjunto de las dos sedes, Moyo y Adjumani, y de la caja de música que Miguel Ángel Lorente organizó en el concierto de Adjumani en septiembre.

 

Fiesta Solidaria de Zigoiti

Vura Music Project se ha favorecido de muchos apoyos venidos a partir de iniciativas tanto privadas como públicas. Simplemente, no sería posible llevar adelante este proyecto sin la ayuda de la ciudadanía, sea a través de acciones directas, como los muchos conciertos organizados por escuelas de música o institutos, o indirectas, a través de los fondos que los Ayuntamientos y Gobiernos destinan a las convocatorias de ayudas a la cooperación. El caso de Zigoiti, ocurrido en el pasado mes de abril, nos parece especialmente especialmente relevante, no tanto porque hayan decidido apoyar nuestro proyecto y la aportación que eso ha supuesto, sino por la estructura que hay detrás de su fiesta solidaria.

Nuestro proyecto es eminentemente social, siendo la música una herramienta que busca potenciar una serie de valores. Estos valores salen de los que la propia gente Ma’di, la etnia mayoritaria en Moyo y Adjumani,  han expresado como tradicionalmente suyos. Nosotros entendemos que el principal, el que puede a posteriori potenciar y armar los demás, es la cooperación. Cooperación como sistema de trabajo. Cooperacion como modelo social. Y eso es exactamente lo que hemos visto en Zigoiti. Su escuela primaria, su escuela de música, sus venicos, todos han participado de una manera u otra en la organización de estos eventos, el principal de los cuales fue la fiesta del domingo 22 de abril. Música aportada por la escuela de música, mercadillo con juguetes y ropas aportadas por los vecinos, bar con pinchos aportados también por los vecinos… TODO estaba surtido por las aportaciones que los vecinos realizaron. Lo que una fiesta como la de Zigoiti consigue es que haya una mayor complicidad entre sus vecinos y ese es el motor que permite seguir adelante. Nuestra sincera aspiración es la de que en Moyo y en Adjumani termine habiendo una dinámica social similar a la de Zigoiti, en la que cada cual aporta lo que es, de tal manera que, conjuntamente, puedan decidir su propia agenda de desarrollo.

Eskerrikasko Zigoitiko lagunei.

Convocatoria de voluntarios 2018

Queridos amigos todos:

Ha llegado ya el momento de lanzar nuestra convocatoria para que podáis formar parte de Vura Music Project a través de nuestra convocatoria de voluntarios. Como viene siendo habitual, los voluntariados serán entre los meses de julio y primeros de diciembre. Como novedad, este año algunos voluntariados serán largos y otros cortos.

Como sabéis, el desarrollo musical, sea en la especialidad que sea, lleva mucho tiempo y es por eso que cada año requerimos de la concurrencia de personas altamente formadas en música. En cualquier caso, sea cual sea vuestro perfil, no dejéis de contactar con nosotros para aclarar vuestras dudas y realizar vuestros comentarios.

 

Pequeña muestra musical

Os ponemos aquí unos pequeños vídeos subidos a nuestro canal de Youtube en el que podéis ver el trabajo realizado durante el mes de septiembre.

El primero pertenece a los chicos y chicas de Adjumani, que acaban de empezar a trabajar el repertorio de banda. El segundo es el alumnado de Moyo interpretando La Cantina de La guerra de las Galaxias. Finalmente, parte de la Caja de Música preparada por Miguel Ángel Lorente en su paso por nuestro proyecto durante el mes de septiembre.

Y te escuchas, y te escuchan… (por Miguel Ángel Lorente)

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Miguel Ángel junto con algunos de los alumnos y nuestro profesor Carlos Ortiz del Río, luciendo camisetas y gorras gentileza de Vandoren.

A veces ocurre que en la vida pasan cosas porque tienen que pasar, y en el momento no entiendes qué haces ahí, y como si despertases del embrujo de un hechicero todo cobra sentido.

Una mañana decides no ir al centro del poblado de Adjumani, al norte de Uganda, y montas el saxofón para quedarte tocando debajo de un árbol a pocos metros de donde duermes, y te escuchas y te escuchan…

Piensas que quizá podrías ir a pasear de nuevo por Adjumani, recorrer sus entresijos, sus calles, reír con su gente, decirles «o wi ra a» y «manzora» (hola y gracias en madí), y sacarles unas carcajadas, sentir en tu piel blanca las miradas de sus preciosos ojos negros, sentir su amistad y cercanía, acabar poco a poco con ese miedo de sentirte diferente… pero no, has decidido tocar el saxofón debajo de tu árbol y te preguntas qué

haces ahí… 

Y te escuchas, y te escuchan…

Tras tocar varias veces uno de tus estudios lentos favoritos, ves a lo lejos un grupo de unos cincuenta niños uniformados de un colegio, jugando a la pelota… y de repente te modifican y tu música cambia, y te haces una pizca más libre, más humano, sonríes por dentro y tu música cambia y tú cambias una pizca.

Y te escuchas, y te escuchan…

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Haciendo entrega a una alumna de una de las boquillas gentileza de Selmer

Al poco tiempo, dos de los niños te miran y se quedan a lo lejos de pie, juntos, escuchando a un munru (blanco en madí) debajo de un árbol haciendo sonar un instrumento dorado por el que sopla misteriosamente. Cuando el pequeño grupo llega a tres curiosos miembros, sujeta la pelota el del centro y tras una cómplice mirada se acercan de frente tranquila y decididamente a tu árbol. Sin dejar de tocar, tus nuevos compañeros de viaje deciden sentarse en la hierba delante de ti sin hacer el menor ruido, sujeta la pelota el del centro, abren sus preciosos ojos negros, sus curiosos oídos y su enorme corazón… y de repente te modifican y tu música cambia, y te haces una pizca más generoso, más responsable, sonríes por dentro y tu música cambia y tú cambias una pizca.

Y te escuchas, y te escuchan…

Seguidamente, un grupo de varios compañeros de mis nuevos amigos nos miran desde su posición y realizan el mismo viaje, al que se unen más y más hasta que finalmente todos y cada uno de ellos vienen a reunirse con nosotros en nuestro querido árbol. En unos instantes te ves rodeado de cincuenta niños, abriendo sus preciosos ojos negros, sus curiosos oídos y sus enormes corazones, y de repente te modifican y tu música cambia, y te haces una pizca más curioso, más precioso, sonríes por dentro, y tu música cambia y tú cambias una pizca…

Y te escuchas, y te escuchan…

Al terminar de tocar tu querido estudio lento, todos tus nuevos amigos siguen sentados, callados, expectantes, como esperando un nuevo truco por tu parte, un truco nuevo que saliese de ese extraño instrumento dorado. Uno de tus nuevos amigos te mira fijamente y se decide a decir: «¡es maravilloso!, ¿puedes tocar algo más para nosotros?» 

Y la música se presentó delante de todos nosotros en su máxima expresión, en forma de regalo, de generosidad, en forma de compartir y ser compartido, delante de nuestros preciosos ojos, curiosos oídos y enormes corazones, y de repente nos modifica y la música cambia, se hace una pizca más curiosa, más preciosa y sonríe por dentro, y la música cambia y nosotros cambiamos una pizca.

Y es que a veces ocurre que en la vida pasan cosas porque tienen que pasar, y en el momento no entiendes qué haces ahí, y como si despertases del embrujo de un hechicero todo cobra sentido.

«Ugando» todo al negro

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Fueron dos semanas en mi caso. Ni llega. Pero más que suficientes para tomar consciencia de que, aparte de hacer gala de una suerte de calambur tirando a mediocre, el título del presente encierra una realidad.

Es una de esas experiencias que parece que no vives, sino que te vive. Un ser humano se halla indefenso ante el aluvión de sensaciones desconocidas que repentinamente deglute en tromba y sin previo aviso, y de ahí la posible inversión del orden vivencial.

No me detendré en aspectos como el verdor de su paraje (alejado de la gama de marrones que siempre se tiende a achacar al continente africano), o la manida pobreza material, que no es más que una forma autocomplaciente de definir la ausencia de necesidades creadas, o la ternura que despiertan los niños cuando te saludan inundados de ilusión por el mero hecho de ser munrú (extranjero, blanco), o los desórdenes sociales, verbigracia, el ocasional tratamiento de la prole como medio de producción o trabajo, o las dificultades más que normales de adaptación a un cambio integral de hábitos, o los baches de la calzada en los que puedes hacer rápel. No, prefiero centrarme en aquello que no consta en el imaginario colectivo, aunque adelanto al lector que se trata únicamente de un breve acercamiento escrito, no de un spoiler sensitivo o emocional. O estás allí o, en términos colonialistas, te quedas sin catar la tarta. Dulce, sin duda.

Y metidos en harina, el recién llegado repara esencialmente en el núcleo de la riqueza de un país – más allá de la cantidad de lingotes de oro que alberga un cuarto sótano del banco central, o el alcance de un armamento, o los litros de crudo que almacena un subsuelo, o lo que diablos se invente el sistema económico internacional – : las personas. La sonrisa es prácticamente el leitmotiv del ugandés, y detecté una doble finalidad iluminadora. Literalmente, no hay modo de verles una vez cae la noche salvo que en efecto la dentadura nos indique que hay alguien ahí. Del lado figurado, irradian ese tipo de felicidad pura, sin paliativos y dotada de esa nobleza que de Estrecho para arriba se encuentra en peligro de extinción, con millones de cazadores furtivos buscando rematar el trabajo que algún “iluminado” inició a saber cuándo.

Ahondando en este sentido, no existe el “por el qué dirán” o el “de cara a la galería”. La sinceridad de sus gestos o actos no admite fisuras ni velos. El que suscribe estuvo alojado con miembros de Vura Music Project, los cuales pertenecen a ese selecto grupo formado por buenas personas en todas sus vertientes. Pues bien, no siendo técnicamente un voluntario de Solidarios con Arua – Arua Elkartasuna, ONG promotora del proyecto, tanto ésta (dándome asimismo la posibilidad de participar funcionalmente en sus actividades con los alumnos) como los lugareños que tuve la fortuna de conocer no escatimaron en esfuerzos para hacerme sentir uno más. Sin esperar nada a cambio. Sin más.

En síntesis, la experiencia se traduce tanto en cooperación, formación y transmisión de valores, como en autocrecimiento y autodescubrimiento. La labor de la que fui testigo y parte mejora a las personas, y tú mejoras como persona, sencillamente. Y la impartición de música como hilo conductor es más que acertada, providencial. Todos ganan, nadie pierde.